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Una calle en Candelario

Fuentes, batipuertas y gastronomía: Candelario

A 76 km al norte de Salamanca, en plena Sierra de Béjar, se encuentra el pequeño pueblo de Candelario, uno de esos pueblos con encanto que hacen sentirse orgullosos a sus habitantes. Candelario es un pueblo de montaña con todo lo que ello implica, y permite al visitante disfrutar de un entorno natural donde la tranquilidad lo invade todo.

¿Merece la pena visitar Candelario? Si te gustan los pueblos antiguos, el ambiente rural y la gastronomía típica de la sierra, sin duda que merece la pena.

Nada más llegar al pueblo, te encuentras con la Ermita del Cristo del Santo Refugio, del siglo XVI, conocida aquí como el Humilladero, uno de los puntos de atracción turística de Candelario.

Ermita del Cristo del santo refugio, Candelario

Ermita del Cristo del santo refugio, Candelario

Al llegar al casco urbano, lo primero que llama la atención en su curiosa disposición, ya que está sobre una ladera, lo que hace que sus principales calles estén muy empinadas. Esto no ocurre así en las calles secundarias, que sin duda recomiendo visitar, ya que en ellas pueden encontrarse rincones verdaderamente pintorescos.

Y es que una de las razones para visitar Candelario es su arquitectura tradicional, en especial las llamadas “casa choriceras” o también “Casas chacineras”, en las que se llevaban a cabo las labores de matanza. Estas casas son de piedra, tienen por lo general 3 plantas, y en la superior se llevaba a cabo el curado de los productos del cerdo. De hecho, muchas cuentan con galerías de madera específicas para colgar allí dichos productos hasta que su secado les proporcione el punto justo para el consumo.

En estas casas pueden encontrarse un tipo de puerta exclusivo de Candelario, las llamadas “Batipuertas”. Estas curiosas puertas cumplían un doble objetivo, por un lado proteger la entrada de la acumulación de nieve que suele producirse en los crudos inviernos salmantinos, y por otra, servir de protección a los matarifes cuando las reses trataban de defenderse en el momento de su sacrificio.

Fuente de la hormiga, Candelario

Fuente de la hormiga, Candelario

Otra singularidad que hace de Candelario un pueblo diferente es el murmullo del agua que puede escucharse al pasear por muchas de sus calles. Esto se debe a las llamadas “regaderas”, que son canales que trasladan el agua de los deshielos y que se encuentran repartidos por distintos lugares, creando un ambiente relajado y bucólico como en pocos lugares puede encontrarse. Un agua que también es protagonista a través de las numerosas fuentes que jalonan el pueblo, entre las que pueden mencionarse la Fuente de la Hormiga, la de las Ánimas, la de Perales, la de la Cruz de Piedra, o la del Arrabal.

Más cosas que pueden verse en Candelario y que son puntos de interés para el visitante son el Ayuntamiento, que en su momento hizo las veces de cárcel, o la Iglesia parroquial de la Asunción, construida en el siglo XVI y que combina cuatro estilos arquitectónicos, como son el mudéjar, el barroco, el románico y el gótico, y un viejo puente medieval.

Pero gran parte del atractivo que empuja a muchos visitantes a visitar tierras de Candelario, es la propia sierra en si donde se haya ubicada. Una sierra en la que abundan robles y castaños, y que llegado el invierno, y con las gélidas temperaturas propias de la zona (Candelario se encuentra ubicado a una altura de 1120m sobre el mar), se pinta del color blanco de las nieves.

Batipuerta, Candelario

Batipuerta, Candelario

Como resultado, la zona recibe una notable afluencia de aficionados a los deportes de invierno, especialmente procedentes de la capital, aunque también hay muchos cacereños y habitantes de poblaciones cercanas que se acercan hasta aquí para pasar un día en la nieve con la familia al completo.

Y cómo no, un pueblo tan centrado en la chacinería, tiene que tener su turismo gastronómico, aunque los embutidos no sean lo único destacado de la zona.

Una calle en Candelario

Una calle en Candelario

Las patatas meneás con tocino, el hornazo, los huevos con farinato, las costillas al horno o el calderillo bejerano son algunas de las delicias típicas de la zona que se pueden probar aquí, ya sea en tascas, muy famosas por su tapeo, o en restaurantes. Yo comí en el restaurante El Ruedo, y puedo decir que las referencias que había leído al respecto se quedan cortas. Un sitio pequeño y acogedor, con excelente cocina y un trato de primera.

En cuanto al alojamiento en Candelario, si buscas sentirte como en casa, y tener una atención exquisita, mi recomendación es la Posada Puerta Grande. Me decidí por este lugar porque todas las críticas que había leído en internet eran excelentes, y no es fácil encontrar un lugar que reciba elogios de forma unánime. Pues bien, yo soy uno de los que me sumo a recomendar este lugar, porque verdaderamente, es un sitio en el que se cuida hasta el último detalle. Desde la limpieza, a la decoración, y desde el desayuno a la atención del personal, todo es perfecto.

Hola soy marco, un gaditano que adora los viajes y todo lo relacionado con ellos. Después de tanto viaje, he decidido compartirlos con todo el mundo y desde 2013 soy administrador de www.laotraruta.org. Gracias a mucho trabajo y esfuerzo, después de 2 años, estoy viviendo de blogging y hace poco he salido de viaje indefinido. Los sueños se pueden hacer realidad, sólo hay que focalizarlos ;)

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