Plasencia: la perla del norte de Extremadura

Dentro de las rutas de pueblos con encanto, Extremadura tiene mucho que ofrecer al viajero. Entre sus tierras, en la zona norte de la provincia de Cáceres, hay una ciudad donde confluyen cultura, patrimonio, historia, paisaje y gastronomía.

Plasencia es conocida por ser uno de los puntos fundamentales sobre los que se articulaba la célebre Ruta de la Plata, lo que la ha hecho pieza codiciada por todas las civilizaciones que han pasado por la zona a lo largo de la historia. Así, en Plasencia, es fácil reconocer el rastro que han ido dejando judíos, árabes y cristianos a lo largo del tiempo. Palacios, iglesias, grandes casas y una imponente muralla son el mejor recuerdo que hoy tenemos de estas épocas.

Para llegar a Plasencia, el viajero dispone de varias posibilidades, destacando principalmente dos: el tren (apenas a una hora de Cáceres) o el coche. En caso de elegir esta última opción es mejor no aventurarse en la zona monumental de la ciudad, ya que en su mayoría está peatonalizada, por lo que es mejor dejar el coche en las afueras y dar un agradable paseo hasta el centro.

Muralla de Plasencia
Muralla de Plasencia

Una de las cosas que destaca nada más llegar a Plasencia es que su rico patrimonio artístico se encuentra perfectamente integrado con la ciudad actual, formando un todo indivisible. Esto queda claro desde el mismo momento en que atravesamos una de las puertas que rodean el casco antiguo de Plasencia. Aún se mantienen en pie la mayoría de las antiguas puertas de la ciudad, cuyo nombre hace referencia al camino que unía Plasencia con poblaciones cercanas como Trujillo o Coria.

Ya dentro de la muralla todas las calles tienen la misma desembocadura: la Plaza Mayor, el mejor lugar donde empezar un recorrido por la parte vieja de la perla del norte de Extremadura.

Plaza mayor, Plasencia
Plaza mayor, Plasencia

La Plaza Mayor es el centro neurálgico de Plasencia y eso se nota sobre todo los días de mercado (los martes), cuando entra en ebullición en un animado ir y venir de gente realizando sus compras. Antes de salir de la Plaza Mayor conviene detenerse, aunque sea un momento, a admirar la torre del ayuntamiento, donde la estatua del abuelo Mayorga, uno de los mayores símbolos de la ciudad, golpea la campana marcando las horas a toda la población placentina.

Desde allí se puede comenzar a callejear por unas sinuosas vías empedradas en las que destacan unos magníficos palacetes que son el orgullo de Plasencia. El más destacado seguramente sea la conocida Casa del Deán, ubicada en la calle Blanca. Se trata de un palacio del siglo XVII donde llama poderosamente la atención un balcón angular de estilo neoclásico.

Casa del Deán, Plasencia
Casa del Deán, Plasencia

La casa del Deán recibe este nombre porque allí es donde residían los deanes de la catedral. Lo curioso es que Plasencia no tiene una sola catedral sino dos, a las que cariñosamente se conoce como “la vieja” y “la nueva”.

Ambas catedrales están prácticamente unidas, conformando una de las estampas más singulares de toda Extremadura. “La vieja” se comenzó a edificar en el siglo XIII siguiendo los cánones del románico, pudiendo observarse su transición al gótico, mientras que “la nueva”, del siglo XVI, tiene dos fachadas platerescas realmente destacables.

De todos modos, no conviene quedarse sólo con el exterior y ambos templos bien merecen que nos detengamos a pasear por el claustro de la vieja o por la nave central de la nueva, donde podremos encontrar uno de los coros más espectaculares del país.

Casa de las dos Torres, Plasencia
Casa de las dos Torres, Plasencia

Siguiendo hacia la plaza de San Vicente Ferrer, se llega al antiguo convento de Santo Domingo que actúa hoy día como parador nacional y en cuya bodega se ubica un bar muy apropiado para reponer fuerzas. Cerca de allí, en la plaza de San Nicolás, se halla la iglesia homónima y el palacio de los marqueses de Mirabel, que conforman un conjunto arquitectónico de primer orden.

Este acogedor enclave ha sido históricamente la puerta de entrada a la judería de la ciudad, por lo que sus aledaños son un auténtico laberinto de callejuelas estrechas y serpenteantes que harán las delicias del turista que guste de olvidarse del mapa y dejarse llevar por el encanto de la zona. Entre ellas, calles como la Rúa Zapatería parecen haberse quedado ancladas en el tiempo.

Este paseo por la Plasencia más monumental llega a su fin en la Casa de las dos Torres, reconocida unánimemente como la mansión más señorial de toda la ciudad y que supone el broche de oro perfecto a cualquier visita por la zona.

Seguramente Plasencia no sea primer destino que viene a la mente cuando se planea hacer turismo en Extremadura, pero es la auténtica perla del norte de esta comunidad. Una ciudad de aire medieval que ha sabido adaptarse perfectamente al dinamismo de los tiempos actuales y que no te defraudará, si te decides a visitarla.

Acerca de roberto mazzanti

Hola soy roberto, un italiano que ha vivido 10 años en España que adora los viajes y todo lo relacionado con ellos. Después de tanto viaje, he decidido compartirlos con todo el mundo y desde 2013 soy administrador de www.laotraruta.org. Gracias a mucho trabajo y esfuerzo, después de 2 años, estoy viviendo de blogging y hace poco he salido de viaje indefinido (te cuento todas mis aventuras en mi nueva web: italoespañol). Los sueños se pueden hacer realidad, sólo hay que focalizarlos ;)

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