
Visitando la Ciudad Prohibida en Pekín
Visitar la Ciudad Prohibida no está entre mis 10 cosas que hay que hacer en China. El tema es que es tan obvio ir allí que para escribir eso, mejor ni abro este blog no? jejeje Vaya consejos 😀 De todas formas con el artículo de hoy cubro este lugar ya que SÍ es importante ;).
La ciudad prohibida ha sido el hogar impenetrable de los emperadores de las dinastías Ming y Qing. Una ciudad dentro de la ciudad, tan fascinante para el turista como triste para sus huespedes casi «atrapados» en esta fortaleza de oro.
La ciudad prohibida en Pekín es una gran colección de templos, casas, jardines, puentes, pasillos, esculturas y exposiciones que nos hablan de la vida de los emperadores. La zona está completamente rodeada por murallas que hacen que se vea aún más inexpugnable y austera.
Ya que es un lugar super conocido, la cola para entrar es inevitable. Te aconsejo empezar la visita por la entrada sur, o sea desde la Puerta de la Paz Celestial (o Tian’anmen), donde un retrato de Mao recibe a los visitantes. Tendrás que pasar unos controles de seguridad y, por fin, estarás dentro.
Antes de entrar puedes comprar una audio-guía (en español también). La entrada a la Ciudad Prohibida cuesta 60 yuan (unos 6 euros), con descuentos para estudiantes y jubilados que pagan la mitad. La ciudad prohibida cierra los lunes.
El interior de las murallas es de color rojo púrpura, intenso (un color asociado con la realeza), intercalado sólo por hermosos diseños y cerámicas de color amarillo y verde. Te darás cuenta de la cantidad de gente que siempre estará alrededor tuyo: intenta olvidarte de «ellos» y disfruta del paisaje jejeje.
La ruta la puedes hacer yendo todo recto hasta llegar, cruzando uno de los cinco puentes de mármol, a la Puerta de la Armonía Suprema y a los tres salones: él de la Armonía Suprema, de la Armonía Perfecta y de la Armonía Protegida. No estoy hablando de habitaciones e! Son palacios! Una vez allí empieza a caminar por las callejuelas laterales: vas a ver las habitaciones de las concubinas del emperador y muchas exposiciones de la dinastía Ming y Qing con sus creaciones artísticas en cerámica. Tal vez te sea imposible explorar cada rincón pero hay que intentarlo no?.
Durante la visita puedes pararte en uno de los muchos bancos de madera que hay y aprovechar para volver a fijarte en los edificios y en sus acabados. También tienes la opción de comer allí: hay varios restaurantes para comer sentado o simplemente puedes comprar un bocata por unos 10 yuan (1€).
Al final de la visita vas a llegar a la puerta norte (la Puerta de la Divina Armonía) y una vez fuera de la Ciudad Prohibida te aconsejo que vayas al parque Jingshan justo al otro lado de la calle. Desde el parque (cuesta 10 yuan entrar) podrás ver desde arriba la ciudad prohibida. Vale absolutamente la pena. Eso sí, tendrás que subir muchos escalones de piedra, pero verás muchas pagodas y al final tendrás tu recompensa: la Ciudad Prohibida en todo su esplendor.
De toda la visita (de forma inesperada) lo que más me ha dejado extrañado ha sido la reproducción de un teléfono que utilizaban los emperadores: me ha parecido realmente extraño encontrarme con algo que pertenece al siglo pasado en un lugar que parece atemporal.
Deja una respuesta