
Avistamiento de ballenas en México
Los amantes del whale watching (avistamiento de ballenas) seguramente conocerán este rincón de planeta: la Baja California. En Ojo de Liebre, una vasta laguna cerca de Guerrero Negro, en Baja California del Sur, de diciembre a marzo se pueden avistar las ballenas grises que del estrecho de Bering llegan aquí después de haber recorrido unos 16000 km por las costas de América septentrional. Estos enormes cetáceos vienen a emparejarse y a parir en estas aguas calientes,bajando hasta el Mar de Cortés. Aquí va el relato de mi viaje por ahí:
Desde el desierto central de Cataviñá entramos en Baja California Sur y en breve nos encontramos en la minúscula aldea de Guerrero Negro. Aquí todo gravita alrededor del avistamiento de ballenas y por lo tanto conviene reservar directamente el tour desde España porque sólo un número limitado de plazas está disponible.
Desde Guerrero Negro la salida es a las 8 de la mañana en un pequeño autobús, acompañados por un biólogo marino que nos ilustra a grandes líneas las costumbres y la conformación física de la ballena gris. El autobús emboca una ancha calle asfaltada y se dirige hacia las grandes dunas de Guerrero Negro. Pasamos por las majestuosas salinas, las más grandes del mundo, y de propiedad del Mitsubishi, que aseguran ingentes cantidades de sal y silicio al entero planeta; superamos las grandes montañas de sal listas por la refinación y llegamos a la verja para embarcarnos.
Nos chequean el billete de entrada al parque y nos dividen en dos grupos para embarcarnos en dos pequeños barquitos. ¿Empezamos a preocuparnos porqué la laguna es muy ventosa, el mar un poco movido y las ballenas, acercándose no podrían hacer volcar el barco? El biólogo se ríe y no contesta.
Por fin salimos. Nos acercamos a la entrada de la laguna y no vemos nada: ¡quizás no vamos a tener suerte hoy! Más tarde sin embargo, la radio de nuestra embarcación empieza a funcionar y parece ser que en otra parte de la laguna están las ballenas!. De lejos empezamos a ver las características rociadas que las ballenas hacen mientras respiran. Nos paramos, estamos todos en silencio y escudriñamos el horizonte mientras un viento helado nos azota la cara.
De repente un ruido fuerte como un gran suspiro
Ahí está!! Emerge, gigantesca, y está a no más de cuatro metros de nuestro barquito: la ballena salta y se sumerge otra vez y aquí otra sorpresa: ¡son dos! También hay un cachorro que la sigue, inician a girarnos alrededor curiosas y es muy emocionante: casi empezamos a llorar jejeje.
Las ballenas, a pesar de su imponente mole, (llegan incluso a 20m), no desplazan para nada el barco, sólo son curiosas: se mueven con delicadeza y nos tantean. Empezamos de nuevo a movernos, nos siguen y con ellas al menos otras diez ballenas que habitan esta laguna. Estamos tan cerca que podemos observar su cuerpo totalmente revestido por crustáceos.
Después de casi dos horas pasadas en el medio de la laguna, nos desplazamos hacia las dunas: aquí muchas colonias de pelícanos aparcan y gozan del pálido sol sobre las islitas de arena.
Regresamos al embarcadero muertos de frío, y nos ofrecen un café caliente. Todavía, con la cabeza, estamos viendo las ballenas…
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septiembre 2, 2013